Cada vez se pone mayor énfasis en la importancia de tomar en cuenta al usuario en cualquier diseño, ya sea de un producto, servicio, experiencia; esta importancia radica en que son ellos quienes realmente van a poner a prueba cualquier diseño al interactuar con él, y de esta interacción surgirá la satisfacción o la frustración.
Tomando lo anterior como base, podemos entender que el Diseño Centrado en el Usuario, conocido también o DCU (en inglés User Centered Design o UCD), pone al usuario como el centro del diseño y desarrollo de cualquier producto o servicio, tomando en cuenta sus necesidades, objetivos y retroalimentación.
Origen del término
Los padres de este término son Donald Norman y Stephen W. Draper, quienes a mediados de los 80’s lo utilizaron por primera vez en su libro User Centered System Design; New Perspectives on Human-Computer Interaction. La definición que Donald A. Norman expone posteriormente en su maravilloso libro The Design of Everyday Things, es la siguiente:
“El diseño centrado en el usuario es una filosofía basada en las necesidades e intereses del usuario dando un énfasis en hacer productos usables y entendibles“ (2002, p. 188).
En este libro Norman concluye también que el diseño debe:
- Hacer que sea fácil determinar qué acciones son posibles en cada momento..
- Hacer las cosas visibles.
- Hacer que sea sencillo evaluar el estado actual del sistema.
- Seguir las correspondencias naturales entre intenciones y acciones necesarias; entre acciones y resultados; y entre información visible e interpretación del estado del sistema.
Proceso y normas
La Organización Internacional de Estandarización (ISO) ha desarrollado unas normas para el DCU por medio del estándar ISO 9241-210:2010. Este estándar define el DCU como:
Un enfoque para el diseño y desarrollo de sistemas que tiene como objetivo hacer sistemas interactivos más usables, centrándose en el uso del sistema y aplicando factores humanos/ergonomía y los conocimientos y técnicas de usabilidad.
De acuerdo con el estándar, el proceso del DCU consta de 4 fases:
- Entender y especificar el contexto de uso.
- Especificar los requisitos: objetivos y necesidades de los usuarios.
- Producir soluciones de diseño.
- Evaluar los diseños en base a los requisitos.
Estas fases se llevan a cabo de forma iterativa hasta alcanzar los objetivos de usabilidad y experiencia de usuario, siendo más un proceso de mejora continua que una metodología o conjunto de técnicas.
Este estándar menciona también 6 principios que caracterizan al proceso:
- El diseño está basado en una comprensión explícita de usuarios, tareas y entornos.
- Los usuarios están involucrados durante el diseño y el desarrollo.
- El diseño está dirigido y refinado por evaluaciones centradas en usuarios.
- El proceso es iterativo.
- El diseño está orientado a toda la experiencia del usuario.
- El equipo de diseño incluye habilidades y perspectivas multidisciplinares.
Conclusiones
Tal y como mencionan en usability.gov, hay muchas variantes de este proceso y puede ser incorporado en otros enfoques, ya sean de metodologías en cascada o ágil. Además, dependiendo de los requerimientos y necesidades, este proceso se puede componer de diferentes métodos y tareas. Esto lo convierte más en una filosofía de trabajo y no tanto en una metodología detallada con pasos específicos a seguir.
El diseño centrado en el usuario necesita de una amplia y profunda comprensión por parte del diseñador en lo que al usuario, a su entorno y a sus tareas se refiere. Conociendo estos aspectos el diseñador podrá realizar una propuesta que en verdad sea entendible y útil.